Elegimos un momento en el que había poca gente, para que se sintieran mas cómodos.
Ana se sentó y comenzó a enterrarse, Carlos por su parte, fue tocar tierra y salir disparao.
Carlitos tenía un objetivo claro, cumplimentar su dieta con nuevos minerales (inflarse de tierra vamos)
Mucho ¡Carlos no!!, mucho zaleón de mano para que soltase la tierra... total, que debio entender que la tierra no se come con las manos, asi que, ni corto ni perezoso, me mira muy serio, saca su lengua, cuan larga es, y estampa su cara contra la arena.... ni que decir tiene, que cuando me volvió a mirar en vez de lengua tenía una barrita de chococrispis.
No tenemos fotos de ese glorioso momento (estabamos ocupados en evitar que el niño se atragantase), pero si que tenemos una de lo chiquitines que se ven mis niños en la inmensidad del parque.
Ana por su parte, se portó como toda una señorita, apenas le saque de la boca 4 piedras y media docena de palitos... una campeona.
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